Entre los africanos, cuando un narrador llega al final de un cuento, pone su palma en el suelo y dice: "aquí dejo mi historia para que otro la lleve". Cada final es un comienzo, una historia que nace otra vez, un nuevo libro.
“El que no sabe que no sabe, es un necio;
apártate de él.
El que sabe que no sabe, es sencillo;
instrúyelo.
El no sabe que sabe está dormido;
despiértalo.
El que sabe que sabe, es sabio;
síguelo”
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