viernes, 24 de septiembre de 2010

El agricultor





Un hombre tenía un sembrado de flores estupendas; cada día salían de su cultivo centenares de paquetes a vender a la ciudad con las flores más bellas y fragantes que nadie pudiera conocer.

Este señor año por año ganaba el premio a las flores más grandes y de mejor calidad y como era de esperarse era la admiración de todos en la región; un día se acercó un periodista de un canal de televisión a preguntarle el secreto de su éxito, a lo que el hombre contestó:

Mi éxito se lo debo a que de cada cultivo saco las mejores semillas y las comparto con mis vecinos, para que ellos también las siembren.

¿Cómo? -respondió el periodista- pero eso es una locura, acaso no teme que sus vecinos se hagan famosos como usted y le quiten su importancia?

El hombre dijo: Yo lo hago porque al tener ellos buenos sembrados el viento me va a devolver a mi cultivo buenas semillas y la cosecha va a ser mayor; si no lo hiciera así ellos sembrarían semillas de mala calidad que el viento traería a mi cultivo y cruzaría las semillas, haciendo que mis flores sean de mala calidad.

Lo mismo ocurre en nuestra vida. Quien opta por ser feliz, debe ayudar a que otros encuentren la felicidad.
El bienestar de cada uno está unido al bienestar común.

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