Si
amas a tu hijo...
Contéstale, no lo informes.
Protégelo, no lo cubras.
Ayúdalo, no lo reemplaces.
Abrígalo,
no lo tapes.
Amalo,
no lo idolatres.
Muéstrale
el peligro, no lo atemorices.
Incopóralo,
no lo aísles.
Alientalo en sus esperanzas, no lo
desencantes.
No le exijas ser el mejor, pídele que sea bueno,
y dale
tú el ejemplo.
No le
prediques amor, rodéalo de amor.
No le
enseñes a Ser, se tú como quieres que él sea.
No le
dediques la vida, vivan todos.
Recuerda
que tu hijo no te escucha, te
mira.
Y
finalmente, cuando se rompa la jaula del canario,
no compres otra jaula,
enséñale
a vivir sin puerta.
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